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domingo, 27 de febrero de 2011

TREINTA SEGUNDOS... JUAN CARLOS SALAZAR JIMENEZ


30 SEGUNDOS



Juan Carlos Salazar Jiménez
Psicólogo. Filósofo



En el momento actual, caminamos más rápido, pensamos más rápido. Queremos que las cosas se realicen de manera vertiginosa. La velocidad nos incita a que todo lo que sucede a nuestro rededor sea apresurado por que quedamos cortos de tiempo. Siempre creemos que perdemos tiempo si las cosas van de manera lenta. Esta bien, todo debe ser de manera moderada, ni rápido ni lento.

La vida es un proceso que esta lleno de secuencias, fuimos un cigoto, con el transcurrir de los días, y a manera vertiginosa, el organismo se va formando. Dentro del vientre vamos desarrollando cada uno de los órganos que constituirán un cuerpo para volvernos nosotros. Nueve meses, y por unos segundos (30 segundos aproximadamente) cruzamos el túnel y estamos aquí, listos para caminar en la tierra.

En menos de 30 segundos un procedimiento técnico, limpieza fosas nasales y boca, para respirar el aire que nos rodea. También, en éste lapso de tiempo, cuando estamos en el pecho de la madre, sentimos el ritmo del corazón para sincronizar el de nosotros. Qué maravilla, podemos en treinta segundos o menos hacer tantas cosas…

Cuando estamos ya creciendo, volviéndonos niños (as) treinta segundos de televisión nos deja ver que esta pasando con el programa preferido. Lo mismo de adultos, en treinta segundos el héroe gana o pierde, se enamora, mete el gol, le hacen gol. Personajes que en ese corto tiempo hacen tantas cosas para entretenernos.

Bien, en treinta segundos puedo mirar a los ojos de mi madre y decirle lo que veo en el espejo de su alma, puedo darle un beso, una caricia, un abrazo, y hacerle sentir que la quiero mucho. Puedo disfrutar con mi padre de unas palabras, escucharle lo que tiene por decir, reírme con él, sentirlo y expresarle: gracias por ser mi papá.

Con mis hermanos, en treinta segundos podemos planear un camping en la cama de los papás y con las cobijas hacer la carpa para abrigarnos. Con mis hermanos puedo aprender a montar en bicicleta, patinar, sentirlos y decirles que también los quiero.

En treinta segundos puedo definir hacer algo positivo, querer sentir que el mundo es maravilloso. Por ejemplo, 30 segundos para ver correr el agua en un río, mirar el horizonte, sentir el ruido de las aves, mirar la luna o el sol, en fin, tantas cosas por hacer… O hacer un ejercicio de respiración profunda para que el cuerpo se calme y piense mejor.

Treinta segundos, es lo que toma el cuerpo para despedirse el día que debemos dejar la vida, dejar el cuerpo, en ése lapso de tiempo, la mente tiene treinta segundos para recordar todo aquello que ha sucedido en varios años de estar en la tierra. Por eso, creo que los treinta segundos finales deberían ser más, por que tantas cosas bellas se pueden hacer, que sería bueno recordarlas antes de partir.

Treinta segundos para ti papá, un abrazo y un beso. Treinta segundos mamá para decirte gracias por dejarme vivir, por hacer que pudiera conocer lo que sucede en la tierra. Treinta segundos para compartir una sonrisa con mi amigo (a), treinta segundos para darte la mano y decirte que puedes contar conmigo.

Tan corto el tiempo para decir que tantas cosas pueden pasar… y pasan los minutos, las horas y los días, semanas y hasta años, esperando que la vida me de la oportunidad de tener treinta segundos para decir: TE QUIERO….

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