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domingo, 20 de febrero de 2011

AQUILES, EL AMIGO...


AQUILES EL AMIGO...

Juan Carlos Salazar Jiménez. Psi.

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Fundación Con-tacto

Sabemos cuando llegamos pero no cuando tenemos que partir. Podría decirse también que tampoco sabemos cuando llegamos. Somos hijos de una especie, homosapiens qué aún continúa evolucionando. Aquí estamos ocupando un sitio en éste bello planeta de diversidades. Vivimos dominantes del mundo que podemos reinar y queremos más... tratamos de dominar el todo, pero siguen habiendo cosas que podrían llamarse enigmas de la naturaleza. A la par de nosotros, también ha evolucionado otras especies, así pues, convivimos unos con otros y dependemos totalmente unos de otros, más bien, el humano depende mucho más de las demás habitantes de la tierra que ellos de nosotros...

Los perros han sido “compañeros” en las andanzas de la humanidad. Nos protegemos para generar beneficios. Nos compaginamos en afectos y emociones, tenemos poder y dominio. Una especie (humanos –canidos) depende y cuida de la otra pero no sabemos cual es realmente el dominante. Ambos hemos generado una “estructura” familiar por convivencia a través de los siglos.

Desde la antigüedad, el mundo humano ha sido dependiente de sus necesidades. Nuestro instinto nos lleva a deducir tales requerimientos. El perro tras de si, también interpreta esta necesidad; nos unimos y ambos salimos beneficiados. Te alimento, me cuidas. Te acicalo, me brindas compañía. Te reconozco, me ayudas a sentir. Te muestro el mundo, me das sociabilidad. En fin, un sin número de acciones del aprendizaje condicionado que asimilamos como especies dependientes.

La díada cánido-humano ocupa un lugar importante dentro de la sociedad por que se permite crear y re-crear los espacios, los sentimientos, hay sociabilidad, comunicación verbal, pero lo más sorprendente (nos puede causar sorpresa a algunos a otros no) es que utilizamos y re-aprendemos cognitivamente a reconocer el para-lenguaje como una estructura comunicacional básica dentro de las especies. Entre humanos hablamos y nos reconocemos por códigos, señales y símbolos. Con los perros no hablamos pero nos reconocemos también por códigos, señales y símbolos. Establecemos comunicación directa y entendemos (ambas partes) lo que queremos decir.

Las orejas se mueven, el hocico otea, la coda da expresión y sentido a la acción. Algo que el perro puede manifestar como rasgo comunicativo. Los humanos observamos fijamente, movemos las manos y el cuerpo, la cara expresa emociones y el tono de la voz se vuelve el determinante de los actos. Estas dos especies se comunican y determinan muchas de las acciones del diario vivir.

Sin embargo, hay un rasgo observado que indica específicamente la díada cánido – humano: “darse cuenta” podría asignarse a la pretensión explicativa que a continuación se evidencia. En “darse cuenta” la cognición establece comprensión directa de los sucesos, situaciones o predicción de respuestas. Esto sucede en ambas especies, bien por asociación, comparación por ensayo y error o experiencias previas, desarrollo de habilidades o simplemente “intuición de respuesta”. Ambas especies están atentas a cualquier reacción de a otra o a esperar una respuesta tal para obtener un beneficio tal.

No es asignar lenguaje humano a un acción de otra especie, es interpretar desde la propia especie los movimientos de la otra. Ambos tenemos instinto, los perros lo tienen más desarrollado a pesar de su evolución. Así, el cerebro haya avanzado diferente, en algo nos parecemos, tenemos la base primaria: sistema límbico (patrones funcionales específicos de alimentación, control de órganos, expresión gestual, rasgos emocionales, entre otros), más la diferencia, según establecemos los humanos es del procesamiento del neocortex. Sin embargo, algunos cánidos sorprenden por sus respuestas, cuál será la verdad?. Aún así, con diferencia en estructura cerebral conservamos el rasgo instintivo ambas especies, que es parte de una comunicación primaria que se establece, un sistema operativo de pensamiento, sin llegar a decir que los perros piensan para no entrar en debate. Nos entrelazamos comunicacionalmente y damos repuestas por cognición o por asociación condicionada o libre.

En respuestas instintivas estamos tratamos de estar a la par, es el principio de sobrevivencia que permite aún más comunicarnos entre ambos. Las dos especies comprenden, entienden y “deducen” el quehacer y las exactas respuestas. Ambos estamos contentos unos con los otros, pero nos sabemos cual domina a cual.

Con el anterior argumento puede analizarse el siguiente planteamiento:

Aquiles es un cánido de año y medio, su línea es pinscher doberman. Por ende, la raza es fuerte, poderosa y dominante. Todas las características se cumplen al pie de los cánones escritos y los estándares. Anunciantes cuando algo sucede, provocadores, atrevidos, confrontadores, retadores y posesivos.

Cuándo ingreso al programa de perros de asistencia las posiciones teóricas fueron la premisa de la raza de que no es un perro para asistir a los pacientes, debido a su temperamento. Distinto a ser un animal de compañía por su aspecto territorial. Sin embargo, en una acción deductiva e inductiva se dijo que podría iniciar el proceso de condicionamiento para ser miembro activo del programa. Se le hizo el corte de cola respectivo más se dejó con orejas largas, debido al análisis de que esta raza infunde temor en las personas debido al corte orejas que se pone a la par de la cara y dan aspecto tenebroso. Entonces, el pinscher tiene orejas largas, bien largas por que las mantiene en alza cuando está atento, y las pega a su cabeza cuando es afectuoso y sumiso. Se nota bastante el rasgo. Nos salimos del común, del objeto manipulado por el humano y lo dejamos a generar una sensación contradictoria de la raza más la expresión del rostro y las orejas como factor comunicacional.

Las personas establecen comunicación de asombro y sorpresa, nadie piensa si es bello o feo, evocan recuerdos de la raza y de anécdotas. Más imprimen inmediatamente un rasgo de ternura provocado por el rostro y las orejas del animal.

Aquiles tiene un buen condicionamiento y el esmerado trabajo del equipo terapéutico ha sacado a flote comportamientos que parecen extraños para la raza. Ante los pacientes es atento, mimoso, juguetón; puede decirse que interpreta muy bien el acontecer y el instante. Aquiles diferencia quien quiere jugar o quien solo desea acariciarlo.

En la primera situación Aquiles atrapa una pelota y la trae, claro que ha vivido con retriever, podría haber aprendido que cuando ellos traen la pelota ganan una caricia o reciben un premio, ósea que aprendió la conducta por asociación, que es lo mismo que pasa en los humanos, aprenden cuando y cómo deben hacer las cosas para recibir recompensas (a esto se le llama motivación). O será que Aquiles dentro de su mente cree que es un retriever como sus compañeros de trabajo? Y se desenvuelve como tal.

En la segunda situación distingue quien está en situación afectuosa, dolosa o de tristeza. Se vuelve sumiso totalmente, entra en un estado de quietud total, se vuelve un cánido cachorro dejándose acariciar por todos los rincones del cuerpo, dobla las orejas hacia atrás y denotando más el rasgo de los ojos con expresión afectiva. Además, permite que le volteen (conducta de dominancia del humano hacia el perro) patas arriba, con el vientre expuesto y le acaricien. Aquiles toma una posición relajada y de quietud total. Evoca así, sentimientos de amor y expresiones afectivas del humano hacia él.

¿Puede Aquiles interpretar lo que pasa con una persona? Es una hipótesis de trabajo. O solo siente que un humano esta en situación difícil en su existir y cambia su forma dominante para entrar en un estado de sumisión controlada por el mismo. Otra hipótesis de trabajo.

El ejemplo que da pie a lo anterior es:

Emilio es un adolescente de 15 años con una patología maligna. Desde hace un año esta en tratamiento. El día de ingreso, Aquiles estaba empezando a aprender cómo desenvolverse dentro de una unidad hospitalaria con acercamiento y condicionamientos específicos. Se contactan los dos. Establecen una comunicación directa. El dolor del adolescente desaparece de la expresión del rostro. El perro que venía de trabajar con otro paciente en forma activa queda en un estado de quietud total. Erguido, orejas levantadas, oteando, mirada fija. ¿Sabrá Aquiles de la esperanza de vida de Emilio?, ¿Qué tan desprotegido existencialmente lo ve como para adoptarlo como cría y protegerlo?, ¿sentirá algo en la línea de vida de Emilio?.

Los dos establecen un diálogo no verbal, se acarician mutuamente, se impregnan del olor de ambos, Emilio utiliza los labios para dar besos, Aquiles lame las manos y el rostro. Los dos están en un estado de relajación y emoción. Aquiles no pierde la mirada de Emilio ni este a su compañero perruno. Se miman. Aquiles se acomoda en los brazos débiles de Emilio provocando altos niveles de emoción.

Los dos hacen un enlace comunicacional asombroso. Puede decirse establecieron una amistad y saben ambos que puede dar cada uno. Uno acompaña la vida y provoca el sentir, el Otro quiere y pretende vivir, se llena por unos instantes de tranquilidad.

Con el pasar de los días cada encuentro se vuelve una fiesta, hay un halo de expresiones afectivas, ambos se acompañan e interactúan. Estos momentos no son consecutivos, son esporádicos debido al cronograma de trabajo del equipo de perros, Aquiles va dos veces al hospital al mes. Sin embargo cuando se encuentran parece que se vieran todos los días.

La mirada de ambos cambia por completo. Emilio deja los dolores a un lado, la tristeza y la sensación depresiva. Aquiles se dispone a alegrarle la vida por unos instantes. Sabrá Aquiles la incertidumbre en la vida de Emilio?. Con un solo contacto que tuvieron al inicio del tratamiento. ¿será que el perro adopto al humano indefenso? O fue Emilio quien desde un rasgo inconsciente adopta la imagen de Aquiles como un lobo pequeño que puede romper agresivamente el dolor, quien tiene el poder de hacer y moverse aparentemente en libertad, quien recibe muchos cuidados y mimos o simplemente lo acogió por que no pregunta ni le genera pesar.

Esta comunicación para-lingüística es la que debe interpretarse en ambos, no para encontrar una verdad, más sí, un modelo de acompañamiento a pacientes cuando están en una situación crítica.

Es importante anotar que Aquiles presenta este tipo de comportamiento protectivo con otros pacientes que están en situación parecida a Emilio. Claro que a veces, se le sale su instinto de especie con aquellos que no estando en la situación comentada le molestan o quieren tomarlo como un juguete más. Y cuando regresa a casa, Aquiles se transforma, vuelve a su normalidad, provocador, manipulador, mimoso, incitador frente a los demás miembros de su especie.

Emilio en éste momento pasa por una situación de mayor complejidad, sabe que pronto tendrá que partir, dejar todo de lo que ha podido disfrutar y dejar a un amigo sincero que siempre esta atento a lo que le sucede, Aquiles su compañero fiel...

Emilio se pregunta: ¿por qué tuve que nacer para sufrir?, ¿por qué Yo he de morir?.

Aquiles también ha de morir algún día... yo lo recibiré con los brazos bien abiertos...”

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