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domingo, 20 de febrero de 2011

SOLO BASTA MIRAR...


SOLO BASTA MIRAR...

Juan Carlos Salazar Jiménez. Psi.

Los ojos están fijos mirando el cielo raso. Las manos estáticas cargan muchos días de dolor por que tras ellas penetra el liquido que sostiene el paso a los medicamentos. Los labios llenos de plaquetas a causa de la reacción normal de la quimioterapia se abren y cierran por conveniencia propia. El cuerpo yace allí, en la cama y trata de equilibrarse con pequeños movimientos para descansar. Son seis años de vida, la experiencia depende de lo que se vive en el momento. A veces, las enfermedades oncológicas hacen que las personas maduren más rápido que otras personas.

Un niño, un pequeño de seis años quien padece una enfermedad oncológica esta esperando que entre la magia, la esperanza la tiene puesta en que es el día Martes, día señalado para que los payasos hospitalarios recorran cada habitación generando alegría y dejando un halo que aumenta la sensación de seguir adelante.

La puerta esta cerrada debido a la baja de defensas que tiene. Está ahí hace cinco días, no es nuevo en estos abatares de la vida, varias veces ha ingresado al hospital por el mismo motivo, pero él, sabe que hacer, esperar a que le apliquen medicamento y pueda continuar con su tratamiento hasta cruzar la meta, decir que esta libre de la enfermedad.

El silencio ronda el cuarto por que el amanecer fue duro, durmió poco por que la tos no le dejaba pegar lo ojos. La madre al lado espera lo mismo, un minuto de tranquilidad y la noticia del médico que le indique va a ir a casa... la pieza esta adormilada también, se ve tras la cámara que la vigila.

Llegaron, por fin llegaron. Lo específico, las indicaciones en que habitaciones pueden recorrer, cuáles tienen condiciones especiales y en donde por seguridad el trabajo debe ser tras la ventana. Este chico esta en la última de las habitaciones mencionadas... tras la ventana verá a los payasos...

No importa hay que trabajar, y allí llegan dos seres que tras los colores cubren las emociones del hospital, sus actos y palabras encantan a todo aquel que se cruce en su camino. Caminan lento, preparando el quehacer... la pieza, están ahí detenidos como estatuas en el tiempo adornando un lugar que se impregna de dolor por momentos. Toc toc, podemos entrar, y de adentro responden, no, no pueden entrar... esta bien, vamos entonces a quedarnos aquí y vamos a mostrarte unas nuevas cosas que hemos traído para ti.

Pero otra vez, la puerta deja salir el sonido coco de toque. Toc toc. Podemos entrar... no, no pueden entrar... ja ja ja. Y así sucesivamente lo hicieron cuatro veces, hasta que el niño suelta la carcajada, y hace el ejercicio al revés. Toc toc, están ahí, si aquí estamos.

Lo primero que se asoma tras la ventana son dos gorros, uno de arlequín y otro con una flor. Hombre y mujer están ahí, representando la alegría. Bueno, el acto inicia con pequeños títeres de dedo, un pájaro de colores y una oveja. De aquí para allá, el bordo de la ventana es el límite entre el humano y la fantasía de los títeres. Desde adentro siempre responden, y ríen también.

De pronto como por arte de magia, aparece el hada madrina, la enfermera jefe, hola, que están haciendo ahí, jefe no podemos entrar por que no queremos generar focos de infección. No hay problema, el puede hacerles seguir, se puede poner tapabocas y ustedes no se le arriman demasiado. Esta bien, trato hecho, como esos tratos que hacen grandes negocios... aquí hay uno, van a entrar.

El silencio retumba en la pieza, por que el niño espera que los payasos le actúen nuevamente con los títeres pero no, el sonido regresa: toc toc... podemos seguir... no, no pueden seguir... claro que sí, la jefe de enfermeras nos ha dicho que si podemos entrar... sigan... la puerta se entre abre y dos cuerpos penetran lentamente como pequeños duendes que entran a un jardín sagrado...

La vista lo dice todo, el niño que antes estaba en silencio y sus ojos miraban el cielo raso ahora sonríe y mira fijamente. Hola... hola... es la respuesta. No podemos hablar mucho pero debes ponerte tapabocas, rápidamente como el as de la manga aparece una enfermera auxiliar con ese artículo. Póntelo bien, que te cubra nariz y boca. El acto no demoró más de diez segundos. Bueno, ahora, vas a ver una cosa muy linda. Los dos payasos se miran fijamente y se dejan llevar por el arte de la improvisación, han interpretado muy bien la consigna que leyeron en el cuerpo del niño, debe subir defensas, el sistema inmunológico debe mejorar. Esta bien, el reto inicia. Un acto, dos mimos hacen que la pieza regrese al silencio, la representación de las cosas hace que el niño piense que están haciendo, pero ahí esta, ha dejado de reír y esta atento pero no contento. Qué hacer es la pregunta, otro as debajo de la manga, imitación, hay que imitar al personaje, y están ahí, nada, el niño sigue expectante y atento, pero no... que hacer...

Revisar disimuladamente los bolsos, flauta y castañuela salen a flote, música, la camisa negra de juanes pero en versión payaso... ja ja ja, risas pero no, es poco efectivo el asunto... hay más cosas por hacer... de pronto la reina de las acciones que un payaso hospitalario tiene en mano... un tarrito con liquido trasparente sale del maletín... un palo con circulo de resorte en la punta. Haber que pasa... te gustan las burbujas de jabón... silencio total... hay que mirar fijamente los ojos y los gestos para saber si se está haciendo bien la labor.

De pronto, una burbuja demasiado grande empieza a flotar, adorna la pieza como una lámpara lo hace en el techo. Se deja llevar por el viento provocado por el payaso... sube y sube, no hay que dejarla caer... ese es el juego, no puede reventarse y no dejarla caer... debe mantenerse... hay que soplar muy fuerte... la mirada critica y analítica del niño lo hace pasar por un ser tímido y serio... otra burbuja por que la anterior dejó de existir... esta llega acompañada de cinco más, y la emoción sale a flote... no las dejes caer, todos a soplar... y el niño empieza a soplar tan fuerte que varias se revientan pero otras siguen. Y más y más, cada vez más burbujas de jabón inundan la pieza dando una sensación de colores y de efecto mágico. El niño esta riendo y esta aplaudiendo, la madre también. Fiesta, eso hay en la habitación una fiesta por que varias burbujas de jabón han hecho el trabajo del payaso, lo han hecho ser un héroe por que el niño de inmediato cambió de actitud... esta feliz...

Pero siguen, ahora la propuesta es simular un baño de burbujas. Hay que estregarse el cuerpo, lavarse imaginariamente muy bien. Qué puede hacer uno en un baño de burbujas se preguntan. Bien solo disfrutar y a veces hasta soñar. Solo una pompa de jabón ha hecho que la inmensidad del amor inunde la vida, llene de alegría el corazón y se sienta la sensación de que por un instante el mundo puede cambiar. Solo basta soplar.

El niño sopla y sopla sin parar y burbujas va a reventar, la madre en alegría manifiesta tranquilidad, emocionarse puede por qué feliz su hijo está. Truco de payasos... unas burbujas de jabón en el momento indicado han cumplido la misión...

Hay que retirarse de la habitación, ya es suficiente con lo laborado. El niño ha quedado emocionado, y la hipótesis debe comprobarse ¿si o no la burbuja ha hecho que se modifique el sistema inmunológico en el niño? Basta entonces comprobar.

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