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domingo, 27 de febrero de 2011

TREINTA SEGUNDOS... JUAN CARLOS SALAZAR JIMENEZ


30 SEGUNDOS



Juan Carlos Salazar Jiménez
Psicólogo. Filósofo



En el momento actual, caminamos más rápido, pensamos más rápido. Queremos que las cosas se realicen de manera vertiginosa. La velocidad nos incita a que todo lo que sucede a nuestro rededor sea apresurado por que quedamos cortos de tiempo. Siempre creemos que perdemos tiempo si las cosas van de manera lenta. Esta bien, todo debe ser de manera moderada, ni rápido ni lento.

La vida es un proceso que esta lleno de secuencias, fuimos un cigoto, con el transcurrir de los días, y a manera vertiginosa, el organismo se va formando. Dentro del vientre vamos desarrollando cada uno de los órganos que constituirán un cuerpo para volvernos nosotros. Nueve meses, y por unos segundos (30 segundos aproximadamente) cruzamos el túnel y estamos aquí, listos para caminar en la tierra.

En menos de 30 segundos un procedimiento técnico, limpieza fosas nasales y boca, para respirar el aire que nos rodea. También, en éste lapso de tiempo, cuando estamos en el pecho de la madre, sentimos el ritmo del corazón para sincronizar el de nosotros. Qué maravilla, podemos en treinta segundos o menos hacer tantas cosas…

Cuando estamos ya creciendo, volviéndonos niños (as) treinta segundos de televisión nos deja ver que esta pasando con el programa preferido. Lo mismo de adultos, en treinta segundos el héroe gana o pierde, se enamora, mete el gol, le hacen gol. Personajes que en ese corto tiempo hacen tantas cosas para entretenernos.

Bien, en treinta segundos puedo mirar a los ojos de mi madre y decirle lo que veo en el espejo de su alma, puedo darle un beso, una caricia, un abrazo, y hacerle sentir que la quiero mucho. Puedo disfrutar con mi padre de unas palabras, escucharle lo que tiene por decir, reírme con él, sentirlo y expresarle: gracias por ser mi papá.

Con mis hermanos, en treinta segundos podemos planear un camping en la cama de los papás y con las cobijas hacer la carpa para abrigarnos. Con mis hermanos puedo aprender a montar en bicicleta, patinar, sentirlos y decirles que también los quiero.

En treinta segundos puedo definir hacer algo positivo, querer sentir que el mundo es maravilloso. Por ejemplo, 30 segundos para ver correr el agua en un río, mirar el horizonte, sentir el ruido de las aves, mirar la luna o el sol, en fin, tantas cosas por hacer… O hacer un ejercicio de respiración profunda para que el cuerpo se calme y piense mejor.

Treinta segundos, es lo que toma el cuerpo para despedirse el día que debemos dejar la vida, dejar el cuerpo, en ése lapso de tiempo, la mente tiene treinta segundos para recordar todo aquello que ha sucedido en varios años de estar en la tierra. Por eso, creo que los treinta segundos finales deberían ser más, por que tantas cosas bellas se pueden hacer, que sería bueno recordarlas antes de partir.

Treinta segundos para ti papá, un abrazo y un beso. Treinta segundos mamá para decirte gracias por dejarme vivir, por hacer que pudiera conocer lo que sucede en la tierra. Treinta segundos para compartir una sonrisa con mi amigo (a), treinta segundos para darte la mano y decirte que puedes contar conmigo.

Tan corto el tiempo para decir que tantas cosas pueden pasar… y pasan los minutos, las horas y los días, semanas y hasta años, esperando que la vida me de la oportunidad de tener treinta segundos para decir: TE QUIERO….

REFLEXIONES DE UN MOMENTO DE MI VIDA


REFLEXIONES DE UN MOMENTO DE MI VIDA


ANA MARIA RINCON MUÑOZ. TITIRICLAUN



En algunas ocasiones me olvido de que la realidad de cada persona es diferente, y que por momentos creo que todos están viviendo color de rosa.


hace algunos años, cuando un grupo de payasos hospitalarios, me invitaron a una salida al centro de acopio de viveres de Manizales, empecé a conocer la realidad. Aquellos payasos se vestían y

organizaban para salir a regalar alegria, mientras yo con un puntico rojo pintado en la nariz y dos colas en el cabello, esperaba con ansiedad e incertidumbre lo que iba a pasar.


horas después en una caravana llena de alegría, éramos pocos los chiquitos, aunque estabamos dentro del grupo. la gente en la calle se asombraba y no sabía que pasaba. hasta que llegamos, y aquella miedosa y diferente realidad, se volvio una sola, se volvió una sola sonrisa. La gente sonreía, reía y simplemente gozaba de éste momento, el cual yo de algún modo era parte.


una señora me preguntó ¿y ustedes que están haciendo acá? y yo con un poco con desconocimiento respondí : sonriendo y haciéndola sonreir. ¿pero que tna capaz era yo de hacer sonreir a alguien?


la tarde pasó, y solo fué risa, alegría y unidad. ¿pero qué pasó? descubri que soy igual de humana a todas aquellas personas con las cuales comparti. Y que la capacidad de hacer sonreir no es otra que tratar al otro, como otro ser humano, como otro que ser humano como yo lo soy, regalando amor y alegria, algo que todos necesitamos y que no cuesta dinero para compartirlo.


No hay un estudio específico que enseñe a compartir, lo que enseña es la vida misma, y cuando lo hice, recibí más de lo que pude dar, dándome cuenta de que puedo compartir.

LA HISTORIA DE UN PRELUDIO A PAYASO


LA HISTORIA DE UN PRELUDIO A PAYASO


SEBASTIAN RODRIGUEZ. TITIRICLAUN.


La historia que voy a narrar, es impactante, aunque no el impactante que muchos conocen, en el que se lanzan bombas al aire, se estrellan carros entre sí o todo un ejército de un país, del que podemos saber mucho o poco, va a la guerra con otro país, el cual puede, que nunca en la vida lo hayamos oído nombrar o si. Todo empezó el viernes, veinte de agosto, los días eran soleados junto con una cálida corriente de aire que hacía saltar las cometas hacia el cielo, después de clase de siete am a doce pm, cuando salía con pensamientos de números en mi cabeza, me encontré con un compañero de TITIRICLAUN, Sergio Esteban, así se llama, le dije que si iba a asistir, ese mismo día, por la tarde, a labor hospitalaria, a lo que respondió diciendo que no podía, que tenía una clase toda la tarde y que iba a quedar muy triste, pero me dijo que fuera yo, que había alguien en el hospital que me necesitaba, que había alguien que necesitaba urgentemente un sonrisa dibujada en su rostro, una compañía, entonces, con esas palabras tan hermosas, no lo pensé dos veces, a las dos y media ya estaba llegando al hospital Santa Sofía. Cuando llegue, encontré a solo dos de mis compañeros, por lo general van más de cinco, ya estaban cambiados, con sus respectivos trajes, para efectuar su personaje con cabalidad, uno de ellos dos era, Juancho, el profe de TITIRI, el otro era, Iguiño, un payasito con un largo recorrido. Ya cambiados los tres, decidimos empezar el calentamiento con unas personas de oficina, estas personas atendían llamadas todo el día, dando citas, cancelándolas, yendo, viniendo, por lo tanto, su nivel de estrés era alto, entramos y todo se empezó a desenvolverse naturalmente y no hubo necesidad de pensar en acciones preconcebidas, pronto, las acciones inesperadas creaban otras inesperadas igual de buenas, auméntales a estas el factor sorpresa, es decir, las payasadas aislaron, por un momento de los papeles y los lapiceros, a los estresados oficinistas; trabajo cumplido. Ya un poco más calientes, no es que tuviéramos fiebre, lo que pasa es que, como en el futbol, hay que hacer un calentamiento físico antes de comenzar, para payasear, es necesario un calentamiento psicológico antes de empezar con las sonrisas, ahora bien, pasamos de las oficinas al ala izquierda del hospital y, por medio de acciones y conversaciones, sacamos unas cuantas sonrisas, en esta sección, los pocos niños que habían fueron los más beneficiados con nuestra labor, ya que, con esas hermosas sonrisas y esa alegría desbordante, acapararon toda nuestra atención, en especial a dos payasitos, una amiguita, Estrellita, que hace poco comenzó, pero ya lo está haciendo muy bien, y yo, Sonoro, que también llevo poco tiempo payaseando. Después de pasar convirtiendo las frías salas del hospital en lugares cálidos y bellos, pasamos a la parte principal del hospital Santa Sofía, el ala central. De acá voy a empezar a narrar por historias los diferentes momentos y escenarios para no alargar mucho la entrada y el calentamiento.

Juego para cuatro
Ingresamos charlando, jugando, bromeando, al ala principal, nos ofrecieron unos deliciosos bombones de chocolate, su precio era de quinientos pesos, yo lo pregunte, sin embargo, ninguno de los cuatro clauw tuvo que pagarlo, Juancho nos invito. después de tener el chocolate en forma de corazón y de rectángulo en nuestras manos, decidimos sentarnos y ver pasar la gene del hospital, si, sentarnos en el interior del hospital en cuatro sillas que miraban hacia la salida, tengamos en cuenta la sorpresa que se pueden dar las personas del personal y civiles cuando ven a cuatro payasos sonrientes saludando y comiendo deliciosos chocolates, creo que puede ser mucha la sorpresa, nuestras palabras eran simples preguntas, con un todo de gracia en su entonación, mientras masticábamos descaradamente:
¿Ya llego?
¿Ya seba?
¿pa honde va?
La reacción del personal y de los civiles entrantes y salientes fue de sorpresa, junto con leves risas ante el contraste del la situación con el entorno, nosotros continuamos comiendo y payaseando desde la comodidad de las sillas con deliciosos chocolates blancos y negros en forma de corazón y de rectangulitos.

Atreves de las salas y camillas
Durante este tramo, fue un poco mas terapéutica la asistencia, ya que las personas con las que entablábamos contacto eran de avanzada edad y de salud crítica, empezamos del lado derecho, al lado izquierdo, durante estos momento, yo, Sonoro, estaba junto a Juancho, aprendiendo como acercarme a las personas de una manera diferente, digo diferente porque cada payasito tiene su manera de ingresar a las habitaciones y charlar con los enfermos. Se nos pasaron los minutos, la hora, subiendo el ánimo y sacando sonrisas a los hospitalizados, cuando regresábamos de la esquina derecha, nos llamaron la atención a Juancho y, a mí, sonoro, no eran los médicos ni las enfermeras, era un hospitalizado de avanzada edad. Acá comienza otra historia.
El hombre huraño
Creo que las personas conocen el significado de un hombre huraño, que huye y se esconde de las gentes, pero este señor de avanzada edad, del que ya les había contado, que les llamo la atención a Juancho y a Sonoro, es más que eso, es el extremo. Bueno, todo empezó, cuando nos llamo y nos dijo:
-Me parece muy mal que ustedes, payasos que vienen a visitar a las personas, no me visiten a mí, me hayan pasado por alto, cuando estoy tan enfermo, cuando estoy que me muero; a mí me parece muy bien que ustedes vengan a visitar a las personas que están enfermas, pero, como ya les dije, me parece muy, pero muy mal hecho de que me allan ignorado de ese manera en que la hicieron, a demás, esos otros dos payasitos – se refería a Estrellita e Iguiño – también me ignoraron, como si no existiera. Sin embargo, no se sienta mal por lo que le estoy diciendo, yo soy muy sincero.
Juancho y yo nos quedamos estupefactos, era la primera vez para mí, tal vez no para Juancho, que un paciente nos llamaba la atención por indiferentes. Las palabras no se hicieron esperar, Juancho le dijo:
-Señor ya veníamos para acá, lo que pasa es que nosotros comenzamos en las esquinas y después terminamos en el centro, ya veníamos. – el señor respondió.
-No, no, no me digan eso, ustedes me estaban ignorando. A mí, durante toda mi vida, me ha pasado lo mismo, sino algo similar, las personas siempre tienden a ignorarme y a tratarme con indiferencia por ser tan honesto.
Me nos mal, a mi no me gustan los payasos, a mí lo que me gusta son los mimos – Sentencio. En ese momento, nos dimos cuenta que nos había dando la entrada para entablar conversación con él y, con esto, porque no, subirle el ánimo. Empezó Juancho diciendo:
-¿le gustan los mimos?
– Si – respondió el señor.
-¿Ya sabe que aplazaron el festival de teatro?
- no, no lo sabia
-sí, el gobierno, por causas de las pasadas elecciones presidenciales, no pudo mandar el dinero para patrocinar el festival de teatro, quedo para finales de año.
El señor nos siguió el hilo de la conversación, ya con esto, sabíamos que, era solo cuestión de tiempo, para que el señor bajara la guardia y mostrara una sonrisa y, con esto, demostrarle, que no somos tan indiferentes como el creí. Todo iba por buen camino, cuando el señor, en una urgencia por contar situaciones pasadas, se empezó a vaciar de historias de su rebelde vida, no parece ningún problema, a los payasos hospitalarios les encante escuchar historias, pero historias que nos puedan mostrar la humildad, inteligencia, el amor o la sabiduría de las personas, porque, siendo al contrario, sentiríamos una enorme necesidad de ayudarlos alegrarse con consejos que los llenen de paz, las historias, como venia contando, eran solo de una persona urania, para él, todo era malo, todo era una mentira, todo estaba mal hecho, impactante, si tenemos en cuenta, que estos pensamientos son de una persona de casi setenta años, nos estaría diciendo que todavía le falta mucho por aprender, pero, no parecía así, porque según él, siempre tenía la razón, no importa como terminaran las historias, el yéndose furioso de la casa, del trabajo, de cualquier sitio, insultado a una amiga, a su compañera, el siempre llevaba la razón, en esos momentos, yo pensé que: si Dios existe, lo más seguro es que este señor lo contradiga, lo cual me pareció algo que teníamos que evitar a toda costa, aunque no pudiendo corregir esa manera de refutar todo cuando veía, Dios lo perdonaría, porque, a pesar de su intransigencia, el era una buena persona, muy honrada sobre todo. El señor, al que estábamos aguantado con paciencia, que solo tienen los payasos hospitalarios, no había recibido ni una visita, desde el tiempo en el que estaba hospitalizado, ya sabíamos las razones, como paliaba con sus jefes, sus amigos y hasta con personas desconocidas, también paliaba con su familia, grave error, si comprendemos que la familia es lo más valioso que tiene cada persona. Después de sus historias, nos dimos cuenta por sus conversaciones, que el señor le gustaba la lectura, por las casualidades de la vida, dio con Juancho, personaje que en la vida real se llama Juan Carlos y es un excelente psicólogo, y con sonoro, un activo estudiante de ingeniería al que le encanta leer y escribir como lo están pudiendo comprobar los lectores, entonces, nos pusimos los tres hablar de lectura, pero sin payasadas, esta vez sí fue seria las conversación, hablamos de cuento libro se nos pasaba por la cabeza, hasta recite un poema inédito de Jorge Luis Borges que me había aprendido después de la compre de un hermoso libro llamada traiciones de la memoria, cada libro del que hablábamos, sacábamos un mensaje, el cual, de una manera indirecta, pudiera corregir, aunque fuera solo un poco, los problemas que, de una u otra manera, el señor de avanzada edad, había hecho notar. Su tristeza era notoria, por esa razón, estuvimos más de una hora acompañándole, no les miento, para mí fue muy difícil, la desesperación me invadía a ratos, pero con él apoya de Juancho, pudimos concluir muy bien la actividad. El último momento, con el señor de avanzada edad, se los describo así, cuando, ya estábamos de salida, el hombre huraño, termino sentado con los ojos encharcados y pensativo, las enfermeras nos dijeron – que pesar, porque lo hicieron llorar – a lo que Juancho respondió – Nosotros no los hicimos llorar, solo lo escuchamos.
Esta es la historia, del orgullo opacado, por la bondad, la paciencia y la alegría, de un par de payasos.

lunes, 21 de febrero de 2011

LOS PAYASOS Y LOS PACIENTES


LOS PAYASOS Y LOS PACIENTES...

Juan Carlos Salazar Jiménez

Psicólogo

Integrante Grupo Titiriclaun.

Manizales.

La risa produce en los seres humanos un efecto inmediato: reacción estimulatoria cerebral y corporal, evocación de recuerdos y necesidad de proyectar emociones.

Un evocador natural es el payaso, figura utilizada desde millares de años por el humano para intervenir diferentes aspectos en la cotidianidad de las personas. La vestimenta, los objetos, la diversidad de alternativas y recursos mentales, la actividad teatral y su herramienta inefable, la nariz, hacen que el mundo cambie para estar mejor.

Su intervención en diferentes espacios sociales ha sido utilizado por que entretiene y genera diversidad de emociones. Dentro del ámbito hospitalario, sus recursos técnicos permiten que los pacientes dejen aun lado los sentimientos tristes y de dolor, por sensaciones de sorpresa, recuerdos de infancia, motivación y estímulos directos en el sistema inmunológico.

El ambiente hospitalario esta cargado de emociones, sensaciones, dolores, esperanzas, desesperanzas, fatigas, angustias, depresiones, órdenes, temores, indicaciones entre otros aspectos, sin embargo, a pesar del avance en la comprensión de los estados del ánimo del paciente, de la acción directa en la búsqueda del bienestar del mismo, siempre hay elementos que quedan cortos como es la particularización del enfermo, la individualización de la persona como tal, el acompañamiento por el conglomerado familiar, y aún más, la permisividad de estrategias que coadyuven al mejoramiento en el sentir del estado emocional del paciente.

La técnica que realiza el payaso que interviene en el ambiente hospitalario, se usa hace muchos años en diferentes partes del mundo, con avances significativos en la calidad de vida de las personas, bien para encontrar un mejoramiento o bien un acompañamiento directo que estimula la persona en todas sus dimensiones. Es la teoría contraria a la rigidez, es la apertura al conocimiento mediante distintas disciplinas como coadyuvantes a la ciencia médica, es la aplicación de la acción afectiva en la interrelación de los humanos, es la evocación de la risa como un elemento que implica miles de recursos corporales y sociales, es la disminución de temores de sentir y percibir, es mostrar la realidad de una manera agradable y menos ansiosa como es la vida dentro de una institución hospitalaria, es disfrutar de los instantes a pesar del dolor, es simplemente un acto de amor...

El payaso y el paciente, una interrelación directa que provoca ser analizada y comprendida por los más eruditos y hasta las personas del común, ¿qué pasa en ese momento?, ¿qué se mueve dentro de la mente de un ser que está recibiendo tratamiento y una persona que llega vestida de colores y con una nariz roja como argumento para modificar el entorno?.

La mente humana es tan poderosa como lo son las estrategias que utiliza para calmar y hacer comprender la realidad. La risa devela el misterio, solo produce una respuesta: movimiento corporal y sentimientos de felicidad. Eso hace el estratégico payaso, instantes de felicidad que no deben ser olvidados y que rompen con la rigidez estructural de la acción curativa de los pacientes.

Los pacientes son seres que habitan un lugar prestado, un colchón que ha sido utilizada por otros, un servicio a la cama que lleva cócteles de medicamentos, un disponer las manos para que las agujas penetren y dejen fluir lo ordenado por un profesional. Los pacientes son seres a los que se les aplican novedad de medicamentos como recursos para seguir viviendo, y otras muchas cosas más que puede decirse de los huéspedes hospitalarios.

Los payasos son seres sonrientes, llenos de colores, respetuosos de la vida y del dolor, analíticos de las situaciones, provocadores de reacciones y respuestas, recursivos para servir y hacer reír. Dentro del hospital su intención es modificar, eso es romper con la cotidianidad rutinaria de los días y las noches, de las vivencias de los dolientes.

Ahora, hay pacientes con distintas condiciones. No es lo mismo trabajar con niños que con adolescentes, cada uno tiene su propio principio evolutivo. Veamos, un niño disfruta solo con el hecho de que le hagan una mueca, le muestren un objeto, le “payaseen”. El niño deja a la libertad de la imaginación soñar lo que el payaso le muestra. Se hunde en las profundidades de la curiosidad. Desea saber el cómo y el por qué quien está al frente lo conoce y solo con un movimiento u objeto le hace reír. No hay interrogantes, hay libertad en el accionar y en la respuesta. El payaso al niño hospitalizado le permite soñar que esta en otro lugar, le inventa escenas, le saca de esa realidad dolosa y lo lleva a olvidar momentáneamente lo que esta vivenciando, le indica que el hospital puede convertirse también en un sitio de juego, en un lugar en que puede seguir riendo y le muestra otra manera para que se ayude a sí mismo a mejorar tanto físicamente como psicológicamente.

El payaso y el niño se funden en un placentero estar, en un disfrute y en un momento de felicidad. No importa que sea corto el compartir, importa lo que generó y la expectativa, de que siempre llegará ese alguien vestido de color y de nariz roja a hacerle sentir bien...

Con el adolescente la cosa cambia, la prevención ante todo, el prejuicio de la edad como elemento de protección natural. La acción del ridículo y de la prevención de qué me harán, de por qué a mi, del Yo ya no soy un niño, del déjeme tranquilo, vaya entretenga a otro a mi no. El adolescente es difícil de por sí debido a sus cambios estructurales (físicos, psicológicos y sociales), aún más, se complejiza el asunto cuando agrega a ello, la enfermedad.

Cuando el payaso ingresa a la habitación pretende que haya un cambio inmediato, que es lo que pasa con un niño. Sin embargo, con el adolescente la táctica cambia, solo ingresa y ve el terreno, solo espera una respuesta afirmativa del si puede o no desarrollar su actividad. Con el adolescente no se sabe que respuesta da, por eso, debe desarrollar su capacidad de improvisar, crear cosas nuevas y recurrir a todos los objetos, las “cosas” que ve dentro de la habitación. Hay que desdibujar la mente prevenida del adolescente, hay que desestructurar la razón y llevarlo a la emoción, al instante placentero que puede tener con solo mover su comisura labial. Eso es, no requiere que se mueva, solo basta “mostrar los dientes agradablemente”.

El adolescente es analizado en el instante, y ese resultado da pie para construir el sueño que el quiere. Esa es la forma, una de tantas que puede haber en los juegos teatrales. El juego es tú a tú, persona a persona, payaso a paciente. sin ridiculizar, sin complejizar ni poner a pensar demasiado. Solo basta provocar. Se Evita que racionalice, hay un respeto total y acción por ejecutar...

La experiencia anterior, con niños y adolescentes, la vivenciaron los integrantes del grupo titiriclaun en un hospital infantil, logrando poner color y sentido de afecto a los pacientes, al personal asistencial y administrativo, a los familiares y a los visitantes. El aporte a la ciencia es uno, pueden compartirse actividades de este tipo en la institución hospitalaria, el bienestar que se logra por parte de ambas partes es importante, por que siempre se demuestra que debe haber motivadores para mejorar la calidad de vida de la persona. Esta conclusión es tan simple como reír...

Ahora, otro elemento dentro de la estructura del payaso y el paciente, el trabajo con el paciente adulto y el adulto mayor dentro de una institución hospitalaria.

El adulto es una persona que tiene de por si varios factores a su haber, trabajo, vivienda, un espacio familiar, un orden de ideas para laborar o realizar otro tipo de actividades, una respuesta analítica y consciente de lo que sucede en el mundo, una perspectiva ya de experiencia para enfrentar las diferentes circunstancias de la vida. Sin embargo, cuando esta enfermo y resguardado en un sitio como es el de la habitación hospitalaria, inunda la soledad, surge desde lo profundo del ser la sensación de abandono y vacío, aparece la contradicción de las restricciones de la visita, la esperanza de que pronto vendrán, contarán cosas que suceden con otros miembros de la familia y con el discurrir del hogar. Un adulto enfermo cambia de inmediato el temperamento, se torna prevenido, pide explicaciones en el que hacer, esta atento a las indicaciones y siempre esta a la expectativa de la indicación de salida o de realmente que es lo que sucede dentro del cuerpo.

Los días van pasando y las emociones se encuentran más. los pequeños resabios que se tienen no son tenidos en cuenta, lo que uno quiere ya no se puede hacer, todo debe esperar que se lo hagan, y siempre la atención se va volviendo molesta por que la interrupción del sueño o la conciliación para pensar en si mismo se vuelve pública. El adulto entiende que todos hablan de él y su enfermedad y solo se habla de si esta bien o si esta mal.

Cuando el payaso ingresa a la sala del hospital ve adultos expectantes, esperando no se rían de ellos o les molesten la vida. No esperan un payaso solo esperan la figura del médico que indique orden de salida. A veces se siente molestia por no querer pasar “penas” ante los demás. El payaso mide el dolor de la habitación, calcula la acción y ve las limitantes tanto físicas como mentales de la persona. Inicia buscando la manera de interrelacionarse entre adultos, teniendo en cuenta la capacidad de respuesta. Cuando hay risa el trabajo continúa, explorando emociones y sentimientos, preguntando algunos detalles de importancia y subiendo poco a poco las emociones, hasta provocar completa confianza.

El payaso se desliza entonces fácilmente por las aventuras que de niños vivieron y deja que el otro, ese pacientes disfrute del momento, hable, cante, ría, invente, explore y disfrute de la compañía. Todo sirve, la sandalia se vuelve un juguete, el pocillo, el teléfono, la cama, los instrumentos que portan líquidos, en fin, la imaginación revive el instante y provoca sensación de agrado. El paciente adulto se siente bien solo con la compañía, con la ruptura del blanco y con el devenir de las palabras chistosas o las pequeñas travesuras. Y se vuelve niño, haciendo que sus familiares también se dejen llevar por la tranquilidad en que se encuentra. Aquí, el payaso es un instrumento de descarga emocional, consciente de su función permite que le ridiculicen, le burlen y reciba todas las emociones encontradas que proyecta el paciente.

Un payaso y un adulto son dos grandes amigos riendo, disfrutando de lo que hay y permitiendo sentir la capacidad de respirar profundo, estar mejor y jugar sin restricciones...

Pero también, hay pacientes adultos que no quieren nada, que le temen a los payasos o estos le recuerdan grandes temores. Restringen su emociones, ponen obstáculos y limitan el trabajo. Sienten que se van a reír de ellos en su cara, que van a abusar de la confianza y lo peor, los ridiculizarán. Aquí, la sabiduría y el arte del payaso detiene ese momento, solo ingresa, saludo, da apoyo verbal y dice hasta luego... no forza reír, solo provoca la sensación que siempre atento estará cuando lo necesiten. De inmediato se relaja, respira profundo, descansa y se despide. La función se cumplió, el payaso permitió la ruptura y generó el efecto deseado... poner a pensar a la persona...

El trabajo con adultos se vuelve difícil cuando las palabras no salen, cuando los recursos técnicos actorales y mentales se bloquean por el dolor que producen verlos allí recluidos. Por que en los adultos las enfermedades son más graves, más profundas y las sensaciones de dolor son más melancólicas... pero también se vuelve fácil cuando existe la conexión de la mirada entre ambos (payaso – paciente), se disfruta cuando se permite liberar la alegría y que ambos puedan sentirse feliz.

El payaso y el paciente adulto mayor. Estos casi no desean moverse de su lugar. Desean estar quietos para evitar más dolor, poco participan y solo están absortos, con miedo de que les digan que es su momento o que la enfermedad que llevan consigo sea fatal. Están ahí, ansiando estar con sus familiares, esperando que lleguen, sus ojos pesan por que casi no pueden dormir, antes tenían trastornos de sueño ahora hospitalizados peor. Siempre hay condiciones especiales para entrar, pregunta el payaso al personal, por que algunos de ellos están atados a respiradores, otros están semiconscientes, otros están esperando que alguien les visite y otros están llenos de mal genio esperando que entre cualquiera para descargar esa emoción.

El payaso y el adulto mayor tienen una interrelación especial, no hay que hablar tanto pero si hay que utilizar objetos que les permitan evocar sus emociones y sensaciones en la vida. Una balero, un trompo, un yoyo. Una canción en armónica, un sonido de caja musical, un gesto o un aquí estoy, alegran la vida. Casi ni ríen pero sienten que están acompañados por muchos y que son también tenidos en cuenta.

El recurso técnico del payaso es proyectarse mentalmente a su propia vejez, y ver como quisiera ser tratado, así permite que el otro disfrute. Solo basta un toque en la mano o una pequeña caricia para que los ojos expresen tranquilidad. Aún cuando están inconscientes el payaso actúa, emite sonidos e interpreta bellas melodías por que sabe que en fondo de la mente de ese ser, aún escucha y espera descansar...

El trabajo del payaso en un hospital de adultos y adultos mayores se vuelve más complejo, más elaborado pero a la vez más permisivo por que inunda la libertad y la sensación de reír intensamente. Esa ha sido la experiencia del grupo titiriclaun en una institución con estas características.

Ser payaso es difícil cuando no se es payaso. Ser feliz es difícil cuando solo se piensa en lo que va a suceder si se hace algo. Estar contento solo depende de sí mismo y de la tranquilidad que haya en las emociones y en la vida de la persona. Así es la acción terapéutica de los payasos, permitir que el Otro vaya diluyendo sus sentimientos de dolor y los descomponga completamente hasta convertirlos en argumentos de tranquilidad.

Trabajar en una institución hospitalaria ha permitido volar la imaginación, convertir los objetos, sacar el dolor por las ventanas, hacer reír hasta el más serio o ponerlo simplemente a pensar. Bailar, cantar, aprender, disfrutar, romper la rutina, mostrar que la enfermedad le tiene miedo a la risa, y que gozar no requiere de muchos artilugios, solo basta estar atento para que cuando entre a la habitación un titiriclaun con nariz roja... la risa inunde el corazón... se vuelvan más amigos y griten de emoción...

LA SONRISA DE ALEJO


LA SONRISA DE ALEJO…

Juan Carlos Salazar Jiménez. Psi.

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Son las 9:00 AM, la unidad de oncología pediátrica esta ocupada por un solo habitante. Ha llegado a las 7:00 AM. Lo han traído temprano por que su papá, tuvo turno en la noche, debe ir a dormir para volver nuevamente a trasnochar. Es un hombre que cuida la ciudad y los ciudadanos, su oficio, policía.

El televisor resuena con un programa infantil, y tonadas vienen y van repitiendo las canciones que enseñan. Alejo, un pequeño de 4 años esta sentado en la silla reclinable, esperando que la enfermera le pase el medicamento quimioterápico correspondiente. Solo, a veces en la vida, hay pequeños que por diversas circunstancias deben aprender a estar solos. Este es el caso del personaje en mención. Pero nada le detiene, ha aprendido paulatinamente que debe soportar el dolor cuando intentan canalizar la vena, entiende que a veces su papá le puede acompañar y otras no. Ha comprendido que lo que tiene puede en algún momento volver a reincidir. Ha sentido que el amor y la risa son fuentes de inspiración para vivir.

Van llegando uno a uno, los demás habitantes del sitio. Otros niños y niñas que tienen cáncer, enfermedad que corroe la mente y estigmatiza el concepto de muerte. A veces, nuestras marcas determinan quien si y quien no, quien puede vivir y quien debe morir. Alejo ha aprendido que esta dispuesto a vivir y sentir, soñar y reír… por que eso hace cuando espera pacientemente que le digan, ya has terminado, vamos a esperar que vengan por ti, para que regreses de nuevo a casa…

Su historia tiene infinidad de sucesos, ha vivido más situaciones en la vida que muchos ciudadanos colombianos. Ha pasado desde la separación total de la familia, hasta no saber dónde y con quien va a vivir… y ahora, lo último, saber que tiene una enfermedad que para muchos es muerte en vida… y para otros, pocos quizás, es aprender a vivir y construir una nueva vida. Alejo, tiene según el médico oncólogo muchas posibilidades… de hecho, ya está en los últimos ciclos de medicamentos, pronto pasará a mantenimiento…

Quien es Alejo. Un cabeza rapada y brillante de 4 años, con dientes de leche perfectos… una sonrisa esplendorosa y una voz intensa que hace que el mundo vibre a sus pies… canta la rana y rin rin renacuajo… los pollitos y la mariposa que entra a la cocina y pide comida… No estudiaba, esta lejos de su padre y vivía en unas condiciones un poco difíciles, tal como lo hacen miles de niños (as) colombianos. Entre bambalinas y telones mostrando la realidad de este conmocionado país.

Solo la televisión lo detiene a mirar. Muy intensamente mira los dibujos animados que expresan poder, se sabe los nombres de los programas y canta a voz abierta que su papá… lo quiere mucho. Pero Alejo esta ahí, deduciendo lentamente su vida, esperando una esperanza que detenida está. Viendo que otros pueden estar acompañados con sus padres… a él, no, le tocó diferente pero él sabe que todos somos diferentes… a ratos es difícil comprender que el cáncer madura rápidamente a las personas, les hace crecer mentalmente más, y ven la vida con otros ojos… la visión de la vida en toda su dimensión. Por eso disfruta de un tarro de galletas como de una tambora al sonar. Pero lo que más disfruta es cuando un ser de cuatro patas, se acuesta al lado para hacerle compañía.

Si Alejo esta esperando ansiosamente que lleguen los perros de terapia ha acompañarle un rato, ha hacerle sentir cosa bellas: una caricia, un lenguetazo, un meneo de cola y una mirada tierna y fija.

Por qué no han llegado los perros pregunta. Repuesta, están próximos a llegar. Es que los están bañando muy bien, para que puedan estar aquí. Se están demorando… ya van a llegar…

Sus ojos entre el televisor y la puerta no dejan de moverse. No deja de estar ansioso por saber, cuál raza y que perro es el que le va a visitar. Todo es sorpresa… es mejor así, la vida debe estar llena de sorpresas y emociones, a veces cuando uno le advierten, la emoción de la vida cambia, y el suceso se vuelve frío. El sonido del timbre replica en la unidad… Alejo Grita… llegaron… llegaron… están aquí…

Es cierto. Han ingresado ya a la unidad. Cargados los traen para que no tengan contacto en ningún otro lugar por el momento… por que las condiciones de bioseguridad y las indicaciones de epidemiología lo exigen para esta actividad. Dos perros, un Welch Terrier por nombre Mizu y otra, la que impuso el trabajo, la experimentada de la acción, Ronna una Beagle que sabe que es lo que tiene que hacer… mimar a los niños y dejarse acariciar.

Buenos días… saludan las guías… buenos días, gritan los niños, habitantes ocasionales del lugar. Alejo con tono de hombre grande, grita más: Acuéstamela aquí, yo la quiero tocar… dicho y hecho, Adriana la guía empieza con Mizu, pero como es terrier, un poco inquieta de por sí, y claro apenas aprendiendo su quehacer… saca la lengua, menea la cola y como un juguete de cuerda se mueve lentamente sin causar problema alguno. Pero Alejo, dice le da susto, no le tiene confianza, esta sorprendido por que nunca había visto un perro que no se le cayera el pelo, duro y que cubría los ojos del animal. Es de pelo liso, le explican, y no hay problema por que nada te va a pasar.

Pero no… Alejo esta inquieto, y es el momento para Ronna, para super Ronna como la llaman los niños del lugar. Listo, un beso en la nariz, disimulando un lenguetazo inicial. Una mirada fija, un contacto visual y un entendimiento que hay que acompañar… mientras la quimioterapia se introduce por las venas y la aparente sensación de malestar se esconde por que le tiene miedo a los perros, entonces, Alejo se olvida de todo lo molesto y se pone a cantar… los pollitos dicen pio pio pio… cuando tienen hambre… y Ronna sorprendida por el canto, le busca para darle un beso en la mano. Risas y gritos de emoción… eso merece otra canción… la cucaracha ya no puede caminar… por que le falta algo para andar… y Ronna vuelve y hace lo mismo. Parece aplaudir de emoción, que alguien de cuatro años le dedique una canción…

Pero Alejo se reciente un poco. Hay cansancio e impresión, la quimioterapia ha acabado y ahora, líquidos por unas buenas horas más… pero eso no importa… acomódenmela bien… aquí a mi lado… para que me haga compañía dice…

Adriana, fielmente a seguir las indicaciones del niño y el perro, entiende el mensaje, Ronna sutilmente descansa entre las piernas del niño y el brazo de la silla. Está ahí, sintiendo como una mano suave le acaricia el lomo, como le toca las orejas y como la hace descansar… efecto perruno… ambos están relajados y ya poco se habla… Alejo ha empezado a dormitar.

Ronna y Alejo…una pareja sin par. Dormilones los dos están esperando que la vida les pueda dar mucho más. Para la primera, la sensación de llegar al hospital a laborar, vestida con chaleco especial y con ganas de hacer entender, que en el lenguaje y la comunicación, es mejor no preguntar: qué tienes o por que estas aquí, cuántos ciclos te faltan o cómo vas. Cómo esta el niño y si se va a curar… hemos visto que para Ronna es muy importante acompañar a alguien que lo necesita, aún más, en éste lugar. Y para Alejo, la emoción del día, le ha permitido sentirse bien, dejando a un lado los dolores y los miedos al estar sentado esperando que tengan que volverle a canalizar las venas… esta tranquilo, por que sabe que Ronna, la perra que a su lado está, lo esta cuidando de que nada le vaya a pasar…

Para finalizar… una canción bien bella, un beso de despedida, lenguetazo obligado y una frase que dice: “me quiere mucho, me ha dado un beso…”, y Adriana se retira con Mizu y Ronna, que ya han trabajado un buen rato… tres horas en una unidad de oncología pediátrica, siendo coadyuvantes al bienestar de los pacientes… bueno…hasta el viernes dentro de ocho días… vamos a ver quien vendrá…


domingo, 20 de febrero de 2011

LA CAJA DE EMBOLAR


LA CAJA DE EMBOLAR...

Juan Carlos Salazar Jiménez Psi.

Grupo Titiriclaun. Manizales

Los príncipes lo hacían, los señores ejecutivos lo hacen, las señoras han entrado también a la moda. El mundo quiere que les brillen los pies. Los zapatos significan por donde podemos caminar, la protección que cubre y acaricia sutilmente las “ruedas” que nos llevan de lado a lado. Los hay de colores, infinidad de estilos, diversidad de formas, en fin, los zapatos son lo máximo.

Cada uno debe “vestirse” elegante para impresionar o mostrar o para que el que enfrente está se lleve una buena impresión. Pues bien, brillar el calzado es la opción, además, hay que dejarlos como un espejo, que reflejen limpieza. Por eso, de vez en cuando la caja de embolar recibe humildemente a diversidad de zapatos. Y quien tiene la misión de lustrarlos es un digno representante del calzado, se sabe todos los “chismes” del lugar.

Un día cualquiera, por eso de la lluvia los míos opacos y llenos de barro quedaron. Por tal razón, imposible entrar a consulta de esa manera, lo cual me llevó a la cafetería del hospital donde el ilustre lustrador expresa su arte, por que de feos los vuelve bonitos. Mi turno, de política, de las noticias de hoy, de las mujeres lindas del lugar, del invierno, en fin, de todo y nada a la vez. Tal vez, lo entretenido que uno puede estar pensando en cosas del trabajo no lo hace pensar en las cosas simples y pequeñas de la vida. Los ojos de un momento a otro captaron una figura conocida plasmada en la caja de embolar. Ese círculo de colores, descolorida por el trajín me miraba fijamente. oh sorpresa, el símbolo de TITIRICLAUN recorría la ciudad, sonriendo con ojos saltones y cejas levantadas, la inolvidable nariz roja que incita a reír. A veces, hay que detenerse un minuto para mirar lo que hay a nuestro rededor.

Señor, y esa calcomanía? Me la regalaron unos payasos que trabajan en el hospital. Hace mucho tiempo me la dieron, ya esta de cambiar pero no la quiero quitar. Me la dieron con mucho amor y Yo, claro, la cargo con mucho honor. Cada vez que los veo alegran y emocionan mi vida. Los recuerdo y añoro cuando no están por que donde van lo hacen sentir a uno bien.

Y qué piensa de ellos? Ellos, le alegran la vida a los niños, a los papás, y sabe, a la gente que trabaja en el hospital.

Y quienes son? Son varios, vestidos de colores. Casi nunca repiten vestuario y siempre están sonriendo.

Y usted les ha lustrado los zapatos? No. Por que sus zapatos son de muchos colores, y sabe, la gente común no se coloca ese tipo de calzado, deberían hacerlo para verse más feliz. Además, no tengo betún de esos colores.

Qué le gusta de ellos? Lo lindos que son, pero lo que más, es que sé que me llevan en el corazón...

Sabe, no solo a mi me han dado esta calcomanía, me dieron dos mas para llevarle a mis hijas y ellas, las han pegado en sus cuadernos, por eso andan como Yo, con Titiriclaun para arriba y para abajo.

Y cómo Son? Son varias mujeres y varios hombres, todos muy profesionales por que saben actuar. Yo no sería capaz de colocarme una nariz roja para alegrar la vida de la gente esa es función de ellos, yo me dedico a lo del calzado, lo mío es brillar y lo de ellos, reír.

Los ha vuelto a ver? No, como que están en vacaciones y los estoy esperando, por que cuando llegan a los primeros que saludan son a los porteros y a mi, es un honor.

Listo mi doctor, le quedaron bonitos y brillantes. Le recomiendo los lustre mínimo cada quince días para que el cuero le dure.

Esta bien, muchas gracias y hasta la próxima embolada. Ja, no sabe el lustrador que soy un agente secreto payaso, que soy del grupo titiriclaun, que lustro los zapatos negros de presencia elegante de un doctor del hospital. Pero que le gustaría consiguiera color rojo y gris para que viera como se cambia la personalidad y como brilla la vida cuando uno se coloca el vestido de payaso para trabajar en un hospital.

SOLO BASTA MIRAR...


SOLO BASTA MIRAR...

Juan Carlos Salazar Jiménez. Psi.

Los ojos están fijos mirando el cielo raso. Las manos estáticas cargan muchos días de dolor por que tras ellas penetra el liquido que sostiene el paso a los medicamentos. Los labios llenos de plaquetas a causa de la reacción normal de la quimioterapia se abren y cierran por conveniencia propia. El cuerpo yace allí, en la cama y trata de equilibrarse con pequeños movimientos para descansar. Son seis años de vida, la experiencia depende de lo que se vive en el momento. A veces, las enfermedades oncológicas hacen que las personas maduren más rápido que otras personas.

Un niño, un pequeño de seis años quien padece una enfermedad oncológica esta esperando que entre la magia, la esperanza la tiene puesta en que es el día Martes, día señalado para que los payasos hospitalarios recorran cada habitación generando alegría y dejando un halo que aumenta la sensación de seguir adelante.

La puerta esta cerrada debido a la baja de defensas que tiene. Está ahí hace cinco días, no es nuevo en estos abatares de la vida, varias veces ha ingresado al hospital por el mismo motivo, pero él, sabe que hacer, esperar a que le apliquen medicamento y pueda continuar con su tratamiento hasta cruzar la meta, decir que esta libre de la enfermedad.

El silencio ronda el cuarto por que el amanecer fue duro, durmió poco por que la tos no le dejaba pegar lo ojos. La madre al lado espera lo mismo, un minuto de tranquilidad y la noticia del médico que le indique va a ir a casa... la pieza esta adormilada también, se ve tras la cámara que la vigila.

Llegaron, por fin llegaron. Lo específico, las indicaciones en que habitaciones pueden recorrer, cuáles tienen condiciones especiales y en donde por seguridad el trabajo debe ser tras la ventana. Este chico esta en la última de las habitaciones mencionadas... tras la ventana verá a los payasos...

No importa hay que trabajar, y allí llegan dos seres que tras los colores cubren las emociones del hospital, sus actos y palabras encantan a todo aquel que se cruce en su camino. Caminan lento, preparando el quehacer... la pieza, están ahí detenidos como estatuas en el tiempo adornando un lugar que se impregna de dolor por momentos. Toc toc, podemos entrar, y de adentro responden, no, no pueden entrar... esta bien, vamos entonces a quedarnos aquí y vamos a mostrarte unas nuevas cosas que hemos traído para ti.

Pero otra vez, la puerta deja salir el sonido coco de toque. Toc toc. Podemos entrar... no, no pueden entrar... ja ja ja. Y así sucesivamente lo hicieron cuatro veces, hasta que el niño suelta la carcajada, y hace el ejercicio al revés. Toc toc, están ahí, si aquí estamos.

Lo primero que se asoma tras la ventana son dos gorros, uno de arlequín y otro con una flor. Hombre y mujer están ahí, representando la alegría. Bueno, el acto inicia con pequeños títeres de dedo, un pájaro de colores y una oveja. De aquí para allá, el bordo de la ventana es el límite entre el humano y la fantasía de los títeres. Desde adentro siempre responden, y ríen también.

De pronto como por arte de magia, aparece el hada madrina, la enfermera jefe, hola, que están haciendo ahí, jefe no podemos entrar por que no queremos generar focos de infección. No hay problema, el puede hacerles seguir, se puede poner tapabocas y ustedes no se le arriman demasiado. Esta bien, trato hecho, como esos tratos que hacen grandes negocios... aquí hay uno, van a entrar.

El silencio retumba en la pieza, por que el niño espera que los payasos le actúen nuevamente con los títeres pero no, el sonido regresa: toc toc... podemos seguir... no, no pueden seguir... claro que sí, la jefe de enfermeras nos ha dicho que si podemos entrar... sigan... la puerta se entre abre y dos cuerpos penetran lentamente como pequeños duendes que entran a un jardín sagrado...

La vista lo dice todo, el niño que antes estaba en silencio y sus ojos miraban el cielo raso ahora sonríe y mira fijamente. Hola... hola... es la respuesta. No podemos hablar mucho pero debes ponerte tapabocas, rápidamente como el as de la manga aparece una enfermera auxiliar con ese artículo. Póntelo bien, que te cubra nariz y boca. El acto no demoró más de diez segundos. Bueno, ahora, vas a ver una cosa muy linda. Los dos payasos se miran fijamente y se dejan llevar por el arte de la improvisación, han interpretado muy bien la consigna que leyeron en el cuerpo del niño, debe subir defensas, el sistema inmunológico debe mejorar. Esta bien, el reto inicia. Un acto, dos mimos hacen que la pieza regrese al silencio, la representación de las cosas hace que el niño piense que están haciendo, pero ahí esta, ha dejado de reír y esta atento pero no contento. Qué hacer es la pregunta, otro as debajo de la manga, imitación, hay que imitar al personaje, y están ahí, nada, el niño sigue expectante y atento, pero no... que hacer...

Revisar disimuladamente los bolsos, flauta y castañuela salen a flote, música, la camisa negra de juanes pero en versión payaso... ja ja ja, risas pero no, es poco efectivo el asunto... hay más cosas por hacer... de pronto la reina de las acciones que un payaso hospitalario tiene en mano... un tarrito con liquido trasparente sale del maletín... un palo con circulo de resorte en la punta. Haber que pasa... te gustan las burbujas de jabón... silencio total... hay que mirar fijamente los ojos y los gestos para saber si se está haciendo bien la labor.

De pronto, una burbuja demasiado grande empieza a flotar, adorna la pieza como una lámpara lo hace en el techo. Se deja llevar por el viento provocado por el payaso... sube y sube, no hay que dejarla caer... ese es el juego, no puede reventarse y no dejarla caer... debe mantenerse... hay que soplar muy fuerte... la mirada critica y analítica del niño lo hace pasar por un ser tímido y serio... otra burbuja por que la anterior dejó de existir... esta llega acompañada de cinco más, y la emoción sale a flote... no las dejes caer, todos a soplar... y el niño empieza a soplar tan fuerte que varias se revientan pero otras siguen. Y más y más, cada vez más burbujas de jabón inundan la pieza dando una sensación de colores y de efecto mágico. El niño esta riendo y esta aplaudiendo, la madre también. Fiesta, eso hay en la habitación una fiesta por que varias burbujas de jabón han hecho el trabajo del payaso, lo han hecho ser un héroe por que el niño de inmediato cambió de actitud... esta feliz...

Pero siguen, ahora la propuesta es simular un baño de burbujas. Hay que estregarse el cuerpo, lavarse imaginariamente muy bien. Qué puede hacer uno en un baño de burbujas se preguntan. Bien solo disfrutar y a veces hasta soñar. Solo una pompa de jabón ha hecho que la inmensidad del amor inunde la vida, llene de alegría el corazón y se sienta la sensación de que por un instante el mundo puede cambiar. Solo basta soplar.

El niño sopla y sopla sin parar y burbujas va a reventar, la madre en alegría manifiesta tranquilidad, emocionarse puede por qué feliz su hijo está. Truco de payasos... unas burbujas de jabón en el momento indicado han cumplido la misión...

Hay que retirarse de la habitación, ya es suficiente con lo laborado. El niño ha quedado emocionado, y la hipótesis debe comprobarse ¿si o no la burbuja ha hecho que se modifique el sistema inmunológico en el niño? Basta entonces comprobar.

AQUILES, EL AMIGO...


AQUILES EL AMIGO...

Juan Carlos Salazar Jiménez. Psi.

Grupo Contacto

Fundación Con-tacto

Sabemos cuando llegamos pero no cuando tenemos que partir. Podría decirse también que tampoco sabemos cuando llegamos. Somos hijos de una especie, homosapiens qué aún continúa evolucionando. Aquí estamos ocupando un sitio en éste bello planeta de diversidades. Vivimos dominantes del mundo que podemos reinar y queremos más... tratamos de dominar el todo, pero siguen habiendo cosas que podrían llamarse enigmas de la naturaleza. A la par de nosotros, también ha evolucionado otras especies, así pues, convivimos unos con otros y dependemos totalmente unos de otros, más bien, el humano depende mucho más de las demás habitantes de la tierra que ellos de nosotros...

Los perros han sido “compañeros” en las andanzas de la humanidad. Nos protegemos para generar beneficios. Nos compaginamos en afectos y emociones, tenemos poder y dominio. Una especie (humanos –canidos) depende y cuida de la otra pero no sabemos cual es realmente el dominante. Ambos hemos generado una “estructura” familiar por convivencia a través de los siglos.

Desde la antigüedad, el mundo humano ha sido dependiente de sus necesidades. Nuestro instinto nos lleva a deducir tales requerimientos. El perro tras de si, también interpreta esta necesidad; nos unimos y ambos salimos beneficiados. Te alimento, me cuidas. Te acicalo, me brindas compañía. Te reconozco, me ayudas a sentir. Te muestro el mundo, me das sociabilidad. En fin, un sin número de acciones del aprendizaje condicionado que asimilamos como especies dependientes.

La díada cánido-humano ocupa un lugar importante dentro de la sociedad por que se permite crear y re-crear los espacios, los sentimientos, hay sociabilidad, comunicación verbal, pero lo más sorprendente (nos puede causar sorpresa a algunos a otros no) es que utilizamos y re-aprendemos cognitivamente a reconocer el para-lenguaje como una estructura comunicacional básica dentro de las especies. Entre humanos hablamos y nos reconocemos por códigos, señales y símbolos. Con los perros no hablamos pero nos reconocemos también por códigos, señales y símbolos. Establecemos comunicación directa y entendemos (ambas partes) lo que queremos decir.

Las orejas se mueven, el hocico otea, la coda da expresión y sentido a la acción. Algo que el perro puede manifestar como rasgo comunicativo. Los humanos observamos fijamente, movemos las manos y el cuerpo, la cara expresa emociones y el tono de la voz se vuelve el determinante de los actos. Estas dos especies se comunican y determinan muchas de las acciones del diario vivir.

Sin embargo, hay un rasgo observado que indica específicamente la díada cánido – humano: “darse cuenta” podría asignarse a la pretensión explicativa que a continuación se evidencia. En “darse cuenta” la cognición establece comprensión directa de los sucesos, situaciones o predicción de respuestas. Esto sucede en ambas especies, bien por asociación, comparación por ensayo y error o experiencias previas, desarrollo de habilidades o simplemente “intuición de respuesta”. Ambas especies están atentas a cualquier reacción de a otra o a esperar una respuesta tal para obtener un beneficio tal.

No es asignar lenguaje humano a un acción de otra especie, es interpretar desde la propia especie los movimientos de la otra. Ambos tenemos instinto, los perros lo tienen más desarrollado a pesar de su evolución. Así, el cerebro haya avanzado diferente, en algo nos parecemos, tenemos la base primaria: sistema límbico (patrones funcionales específicos de alimentación, control de órganos, expresión gestual, rasgos emocionales, entre otros), más la diferencia, según establecemos los humanos es del procesamiento del neocortex. Sin embargo, algunos cánidos sorprenden por sus respuestas, cuál será la verdad?. Aún así, con diferencia en estructura cerebral conservamos el rasgo instintivo ambas especies, que es parte de una comunicación primaria que se establece, un sistema operativo de pensamiento, sin llegar a decir que los perros piensan para no entrar en debate. Nos entrelazamos comunicacionalmente y damos repuestas por cognición o por asociación condicionada o libre.

En respuestas instintivas estamos tratamos de estar a la par, es el principio de sobrevivencia que permite aún más comunicarnos entre ambos. Las dos especies comprenden, entienden y “deducen” el quehacer y las exactas respuestas. Ambos estamos contentos unos con los otros, pero nos sabemos cual domina a cual.

Con el anterior argumento puede analizarse el siguiente planteamiento:

Aquiles es un cánido de año y medio, su línea es pinscher doberman. Por ende, la raza es fuerte, poderosa y dominante. Todas las características se cumplen al pie de los cánones escritos y los estándares. Anunciantes cuando algo sucede, provocadores, atrevidos, confrontadores, retadores y posesivos.

Cuándo ingreso al programa de perros de asistencia las posiciones teóricas fueron la premisa de la raza de que no es un perro para asistir a los pacientes, debido a su temperamento. Distinto a ser un animal de compañía por su aspecto territorial. Sin embargo, en una acción deductiva e inductiva se dijo que podría iniciar el proceso de condicionamiento para ser miembro activo del programa. Se le hizo el corte de cola respectivo más se dejó con orejas largas, debido al análisis de que esta raza infunde temor en las personas debido al corte orejas que se pone a la par de la cara y dan aspecto tenebroso. Entonces, el pinscher tiene orejas largas, bien largas por que las mantiene en alza cuando está atento, y las pega a su cabeza cuando es afectuoso y sumiso. Se nota bastante el rasgo. Nos salimos del común, del objeto manipulado por el humano y lo dejamos a generar una sensación contradictoria de la raza más la expresión del rostro y las orejas como factor comunicacional.

Las personas establecen comunicación de asombro y sorpresa, nadie piensa si es bello o feo, evocan recuerdos de la raza y de anécdotas. Más imprimen inmediatamente un rasgo de ternura provocado por el rostro y las orejas del animal.

Aquiles tiene un buen condicionamiento y el esmerado trabajo del equipo terapéutico ha sacado a flote comportamientos que parecen extraños para la raza. Ante los pacientes es atento, mimoso, juguetón; puede decirse que interpreta muy bien el acontecer y el instante. Aquiles diferencia quien quiere jugar o quien solo desea acariciarlo.

En la primera situación Aquiles atrapa una pelota y la trae, claro que ha vivido con retriever, podría haber aprendido que cuando ellos traen la pelota ganan una caricia o reciben un premio, ósea que aprendió la conducta por asociación, que es lo mismo que pasa en los humanos, aprenden cuando y cómo deben hacer las cosas para recibir recompensas (a esto se le llama motivación). O será que Aquiles dentro de su mente cree que es un retriever como sus compañeros de trabajo? Y se desenvuelve como tal.

En la segunda situación distingue quien está en situación afectuosa, dolosa o de tristeza. Se vuelve sumiso totalmente, entra en un estado de quietud total, se vuelve un cánido cachorro dejándose acariciar por todos los rincones del cuerpo, dobla las orejas hacia atrás y denotando más el rasgo de los ojos con expresión afectiva. Además, permite que le volteen (conducta de dominancia del humano hacia el perro) patas arriba, con el vientre expuesto y le acaricien. Aquiles toma una posición relajada y de quietud total. Evoca así, sentimientos de amor y expresiones afectivas del humano hacia él.

¿Puede Aquiles interpretar lo que pasa con una persona? Es una hipótesis de trabajo. O solo siente que un humano esta en situación difícil en su existir y cambia su forma dominante para entrar en un estado de sumisión controlada por el mismo. Otra hipótesis de trabajo.

El ejemplo que da pie a lo anterior es:

Emilio es un adolescente de 15 años con una patología maligna. Desde hace un año esta en tratamiento. El día de ingreso, Aquiles estaba empezando a aprender cómo desenvolverse dentro de una unidad hospitalaria con acercamiento y condicionamientos específicos. Se contactan los dos. Establecen una comunicación directa. El dolor del adolescente desaparece de la expresión del rostro. El perro que venía de trabajar con otro paciente en forma activa queda en un estado de quietud total. Erguido, orejas levantadas, oteando, mirada fija. ¿Sabrá Aquiles de la esperanza de vida de Emilio?, ¿Qué tan desprotegido existencialmente lo ve como para adoptarlo como cría y protegerlo?, ¿sentirá algo en la línea de vida de Emilio?.

Los dos establecen un diálogo no verbal, se acarician mutuamente, se impregnan del olor de ambos, Emilio utiliza los labios para dar besos, Aquiles lame las manos y el rostro. Los dos están en un estado de relajación y emoción. Aquiles no pierde la mirada de Emilio ni este a su compañero perruno. Se miman. Aquiles se acomoda en los brazos débiles de Emilio provocando altos niveles de emoción.

Los dos hacen un enlace comunicacional asombroso. Puede decirse establecieron una amistad y saben ambos que puede dar cada uno. Uno acompaña la vida y provoca el sentir, el Otro quiere y pretende vivir, se llena por unos instantes de tranquilidad.

Con el pasar de los días cada encuentro se vuelve una fiesta, hay un halo de expresiones afectivas, ambos se acompañan e interactúan. Estos momentos no son consecutivos, son esporádicos debido al cronograma de trabajo del equipo de perros, Aquiles va dos veces al hospital al mes. Sin embargo cuando se encuentran parece que se vieran todos los días.

La mirada de ambos cambia por completo. Emilio deja los dolores a un lado, la tristeza y la sensación depresiva. Aquiles se dispone a alegrarle la vida por unos instantes. Sabrá Aquiles la incertidumbre en la vida de Emilio?. Con un solo contacto que tuvieron al inicio del tratamiento. ¿será que el perro adopto al humano indefenso? O fue Emilio quien desde un rasgo inconsciente adopta la imagen de Aquiles como un lobo pequeño que puede romper agresivamente el dolor, quien tiene el poder de hacer y moverse aparentemente en libertad, quien recibe muchos cuidados y mimos o simplemente lo acogió por que no pregunta ni le genera pesar.

Esta comunicación para-lingüística es la que debe interpretarse en ambos, no para encontrar una verdad, más sí, un modelo de acompañamiento a pacientes cuando están en una situación crítica.

Es importante anotar que Aquiles presenta este tipo de comportamiento protectivo con otros pacientes que están en situación parecida a Emilio. Claro que a veces, se le sale su instinto de especie con aquellos que no estando en la situación comentada le molestan o quieren tomarlo como un juguete más. Y cuando regresa a casa, Aquiles se transforma, vuelve a su normalidad, provocador, manipulador, mimoso, incitador frente a los demás miembros de su especie.

Emilio en éste momento pasa por una situación de mayor complejidad, sabe que pronto tendrá que partir, dejar todo de lo que ha podido disfrutar y dejar a un amigo sincero que siempre esta atento a lo que le sucede, Aquiles su compañero fiel...

Emilio se pregunta: ¿por qué tuve que nacer para sufrir?, ¿por qué Yo he de morir?.

Aquiles también ha de morir algún día... yo lo recibiré con los brazos bien abiertos...”