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lunes, 7 de marzo de 2011

UN GRAN DIA. MARIA ISABEL LONDOÑO. PERROS DE TERAPIA


UN GRAN DIA...


María Isabel Londoño. Grupo perros de terapia Fundación Con-tacto. Manizales.


Es un día como algún otro en nuestra labor con nuestros peludos acompañantes, antes de iniciar las visitas, tenemos un momento para prepararnos, estoy con mi perro y mis compañeros dando una ronda por el lugar, llevando alegría a quienes nos encontramos a nuestro paso. Vamos despacio, escuchando a todo el que quiere acercarse a nosotros, otros un poco tímidos se dispersan y evitan encontrarse con estos visitantes tan peculiares.

El mundo de “afuera” sigue, así nosotros estemos en un tiempo sin prisa, donde no pasan los minutos, sin discriminaciones, ni juzgamientos, solo dejándonos llevar por nuestros perros, quienes saben perfectamente cuál es su labor.

De pronto, aparece la idea de visitar un lugar aislado, casi misterioso y desconocido para mí. Martina, mi perra Pug, siempre a mi lado, siguiendo mis caprichos, está deseosa por entrar conmigo allí, luego sin darnos cuenta, estamos adentro con la puerta cerrándose tras nosotros. Una madre y su hijo se encuentran en una cama, Martina y yo, sentadas junto a la puerta un poco dudosas de si el estar tan lejos de esta pareja nos permitiría compartir nuestras historias.

Mucho cuidado con mi perro, no puede pararse en el piso de aquel lugar, pues puede haber algunas cosas que contaminen su cuerpo y nos enfermen a ambas. La fiebre, inunda el lugar, una charla empieza mirando las orejas de Martina, su cola, sus patas, su hocico tan chato que no le vemos la nariz.

Constantemente hay personas observando por el vidrio de la puerta, para saber si estamos bien los cuatro. Nuestro pequeño amiguito observa a Martina desde su cama; sin moverse, se miran fijamente durante largo rato, diciéndose muchas cosas que los demás no podemos descifrar, pero que logran estabilizar un poco la condición del niño, mágicamente atraído por el delantal que llevo, atiborrado de imágenes de perros, de todas las razas y colores.

Entre charlas y risas transcurre la visita, el pequeño de dos años debe ser examinado cada tanto, debido a su altísima fiebre. La visita termina con muchas sonrisas y nostalgia, de pensar si lo volveremos a ver, o si otro destino le esperará muy pronto.

El sentimiento de angustia se hace presente, Martina ya está agotada y debo llevarla a tomar un poco de agua, un masaje le devuelve la energía y la libera de todo lo que ha sucedido en esta visita.

El logro de nuestra visita se ha cumplido, dar compañía y amor a las personas que nos reciben; aun quedan muchos lugares por visitar y muchos sentimientos por compartir. La enseñanza, disfrutar la vida tal cual es.

Al llegar a casa, otro masaje mientras limpio a Martina, un paseo al parque, y luego una comida que recupera nuestro cuerpo. Así comienza nuestra ansiosa espera de a dónde nos llevará “el gusanito” en nuestra próxima visita.

1 comentario:

  1. es un excelente trabajo el que haces con Martina.....como logras que martina estando en un hospital y tantas personas que querran cogerla...no se desespere, no se extrese...y mantenga una energia calma que ayude a estabilizar, alegrar y aliviar a los pacientes?...puedes contestarme a lilifranco7@gmail.com

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